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ANDALUCÍA ORIENTAL: LA ALPUJARRA

La Alpujarra es un sitio mágico, un oasis de belleza en medio de una región geográficamente poco accesible y remota. Son un conjunto de pueblos ubicados al sur de Sierra Nevada.

Quiero hablar sobre este destino porque una persona bastante importante para mí decidió ir a vivir a este magnífico lugar desde Madrid, y eso me permitió visitar más en detalle sus pueblos.

Esta región está formada por 22 municipios con características, historia y valores similares (y diferentes a los de otras zonas del sur). Hay dos alpujarras: la occidental, más turística y poblada; y la oriental, más auténtica y sencilla. También podemos diferenciar dos Alpujarras en términos de geografía política o de Administración: la Alpujarra Granadina (que ocupa logran parte del territorio total) y la Alpujarra Almeriense (formada solamente por algunas poblaciones que salen del límite provincial de Granada y se adentran en Almería).

Su principal población es Lanjarón, pueblo que seguramente todos conoceréis por el agua embotellada, pero que esconde muchas más riquezas y sitios de interés.

Esta zona de Andalucía se vende como un destino de turismo gastronómico, enológico o “contemplativo”. El turista que llega a la Alpujarra lo hace generalmente por dos razones: una de ellas es conocer la autenticidad de un lugar diferente, que además de tener el sabor de los pueblos típicos de Andalucía (casas blancas, cultura, forma de vivir de sus gentes, etc.) buscan la autenticidad de este tipo de pueblos.

La otra razón es el desconectar, en la Alpujarra hay muchos alojamientos y actividades relacionadas con el relax, el bienestar o con la aventura. Es común ver aojamientos rurales,  sitios de cuidado mental y físico o actividades relacionadas con el entorno.

Me centraré en dos visitas que hice a las Alpujarra, una a la Occidental y otra a la Oriental para relatar mis impresiones:

Alpujarra Occidental: Es la alpujarra más turística, cuyos pueblos son más vistosos y “cuidados” a nivel de explotación turística que. Tal vez el turismo le confiera un aspecto más cosmopolita y menos auténtico.

En esta Alpujarra recomiendo visitar Trévelez, Pampaneira y Lanjarón, (dicen que Bubión es uno de los pueblos más bonitos, aunque no yo personalmente no lo conozco), sitios preciosos para ver una buena puesta de sol y para recorrer sus calles y tomar una cerveza, o hacer la comida en un restaurante típico.

Dependiendo del pueblo, encontraremos más o menos facilidad en poder almorzar en un sitio típico sin necesidad de reserva. En los tres pueblos que he comentado anteriormente, en época estival, es difícil comer o cenar en los sitios más recomendables.

Alpujarra Oriental: es la más íntima y auténtica.

Me voy a centrar más en esta Alpujarra, porque es la que mejor conozco.

Desde Madrid, si no cuentas con coche, lo mejor es trasladarse en autobús a Granada Capital, o en tren hasta Guadix, y desde ahí son pocas las opciones para llegar a esta zona, más aislada que la Alpujarra Occidental, que es mucho más turística.  Desde Granada puedes tomar un taxi de 9 plazas, que tiene su origen en Granada capital: si viajas entre semana sale a 25 euros por persona ida/vuelta y cuenta con hasta 9 plazas.

La Alpujarra Oriental es la más íntima y auténtica. Es una zona con gran influencia árabe, lo que la enriquece bastante, pues la presencia árabe fue importante porque se refugiaron en estas sierras en las últimas etapas de la reconquista cristiana. Mi experiencia al recorrer sus pueblos fue el experimentar la autenticidad de sus gentes, la cultura que se respira en sus fiestas veraniegas (en el mes de julio/agosto en la mayoría de sitios).

Pueblos como Válor, Mairena o Ugíjar conservan la arquitectura de los pueblos blancos, pero con un toque diferente, más natural. Cuentan con nuevos pequeños comercios que van surgiendo gracias a muchos nuevos vecinos que llegan desde las ciudades para cambiar de vida. Hay gente de todas partes, jubilados europeos, vecinos de toda la vida, gente de las ciudades de España que cambian sus vidas y se van a vivir a estos pueblos, etc. Esos nuevos comercios se mezclan con la artesanía y el modo de vida tradicional de sus habitantes, que siguen viviendo en gran parte de la agricultura y del turismo.

La difícil conexión (por carretera, una carretera en peor estado que el tramo de la Alpujarra Occidental) confieren un aspecto de aislamiento geográfico que, sin embargo, choca en verano con esa variedad de nacionalidades de nuevos vecinos y de turistas que deciden venir a estos pueblos para pasar unos días.

El turismo se concentra en turismo de bienestar, turismo de actividades de montañismo/senderismo (sendero de castaños milenarios en dirección Júbar, o el sendero por el río de Picena con cascadas impresionantes), o de actividades al aire libre como las tirolinas, además del turismo cultural de visita de un día (o varios) a los pueblos.

Respecto al turismo de salud o bienestar, esta zona es un rincón perfecto para aislarse del mundo  y tratarse de molestias físicas o mentales. Podemos encontrar numerosos manantiales, como la Fuente Agria, en Válor; centros de retiro budistas, alojamientos rurales para el relax o centros de terapias naturales como La Casa del árbol de Julia.

 

La Casa del Árbol de Julia es un lugar para dedicarse tiempo y espacio, meditar, recibir masajes holísticos (cuerpo, mente, energía y  emoción), también puedes dormir en una casa independiente y disfrutar de la piscina en verano en un entorno único.

Respecto al turismo cultural y gastronómico, en la Alpujarra no hay monumentos concretos que pueda recomendar. Hay que disfrutar de los pueblos, sus calles, sus senderos, las fuentes que hay en ellos, de los mercados que te puedes encontrar por sorpresa y en los que hay artesanía de la zona, y, por supuesto, de sus gentes. Hay que aprovechar ese microclima que tiene, y del tiempo, que parece que pasa más lento que en la ciudad.

La artesanía típica de la zona se basa en el uso de la “enea”, con la que se trabajan diferentes enseres, además de los telares típicos de esta zona (Casa Telares: vivienda rural y casa museo donde se puede aprender sobre la historia de los telares, en Válor).

Como actividad cultural y de ocio recomiendo el festival “Me vuelves Lorca“, dedicado al mejor poeta. Este festival se hace la primera quincena de agosto (del 2 al 11 de ese mes) en Laroles. Este festival mezcla diferentes actividades culturales de baile, música y teatro en un entorno de gran belleza (se utilizan instalaciones al aire libre para los conciertos, danza, etc.).

Respecto a la gastronomía, la Alpujarra destaca por las tapas típicas de la zona, y por sus vinos. El crecimiento de la agricultura ecológica, que se está expandiendo, también influye en la viticultura con gran variedad de vinos, muchos de ellos ecológicos. Recomiendo visitar La Bodega de Miguel (Bodega Cortijo Fuentezuela) (ubicada entre Mairena y Laroles), donde se puede disfrutar de una cata de vinos, comprar vinos o alojarse allí. Esta bodega produce los vinos Miguel (reserva, crianza, blanco, dulce… hasta 7  tipos de vinos a muy buen precio).

Además destaca el restaurante La Huerta, en Mecina Alfahar (con platos muy originales y riquísimos y una terraza con vistas agradables del pueblo y el campo).

En definitiva, la Alpujarra es un lugar mágico donde parece que el tiempo pasa más lento, y donde hay numerosas posibilidades de disfrutar y descansar en sus pueblos.

El turista curioso: Eduardo Fernández Rosauro.