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BUDAPEST ICÓNICA

Es la ciudad de las mil caras. Budapest es un lugar diferente, donde se mezcla la modernidad con la historia, la riqueza de algunos barrios con la humildad de otros.

Los maravillosos paseos por el río Danubio, las calles escondidas de Pest, las plazas y edificios clásicos de Buda… Budapest son dos destinos en uno, dos ciudades unidas por varios puentes que cruzan el río Danubio,  es un destino obligatorio para los amantes de los viajes sorprendentes.

Es un destino infravalorado, poco conocido y poco promocionado a pesar de ser una ciudad cargada de historia, belleza monumental y cultural. Al visitar esta ciudad uno queda gratamente sorprendido del potencial que posee.

Budapest es un oasis urbano, cosmopolita y progresista, ubicado  en el centro-norte de una Hungría cada vez más atrasada, conservadora y cerrada a los cambios, a la modernidad y a la mezcla cultural. Esto le confiere un carácter todavía más interesante.

 

Pero ¿Qué ver y dónde alojarse en Budapest?

Mi llegada a Budapest fue a través del tren, en el año 2012 hice mi interrail por Europa y llegábamos desde Viena y Bratislava a Budapest en un tren de estilo alemán (pequeño y con poco espacio para estirar las piernas).

Si se realiza este recorrido, el choque cultural, visual e incluso social es enorme porque Viena es una ciudad muy rica y avanzada, Bratislava es todo lo contrario, aunque es especialmente encantadora por ser la frontera entre la Europa occidental y la Oriental, y luego está Budapest, que aúna cosas de las dos capitales anteriormente mencionadas.

Esta ciudad es especialmente barata, un apartamento con 3 habitaciones y un baño puede costar entre 7 y 14 euros la noche por persona. Con un alojamiento de 20 euros la noche quizás encuentres muy buenas opciones.

Recomiendo buscar apartamento, pues están bien cuidados  y sobre todo son céntricos. Alquilar un apartamento no solo es la opción más económica y la que puede facilitar una mejor ubicación, sino que es la más cómoda. Es una opción tanto para estudiantes, como para familias o grupos de distintas edades.

La ciudad entera es económica: el alojamiento, la comida, el transporte (metro) y la entrada a los lugares turísticos tienen precios muy inferiores a los de las grandes ciudades turísticas en España. No olvidéis que en Budapest y en toda Hungría la moneda es el forinto, así que habrá que cambiar de moneda en el aeropuerto o en cualquier sitio de la ciudad, aunque muchas veces aceptan euros.

Budapest es una ciudad formada por dos antiguas urbes: Buda-Óbuda, en el margen oeste izquierdo  del Danubio (más tranquila, monumental y cara), y Pest, enclavada en el margen este del río (más grande, poblada y viva).

En la zona de Pest recomiendo pasear por las grandes avenidas, llenas de edificios clásicos, que se mezclan con nuevas construcciones o con reliquias arquitectónicas que han sufrido cambios y adaptaciones a su tiempo. Un ejemplo de esto último es Szimpla Kert”,  un enorme bar alternativo, donde pagas lo que consideras por las bebidas que consumes, y donde estarás rodeado de un conjunto muy curioso de elementos decorativos, mobiliario e iluminación. El bar está situado en una antigua sinagoga, de ahí la forma del edificio ale estilo “corrala” con un patio en medio del edificio. En este lugar se mezclan las luces de colores que dan un aspecto bohemio al bar, los maniquíes, televisores, grafitis y plantas de decoración con el mobiliario compuesto de sillas, bañeras a modo de mesa, etc.

En definitiva, un lugar muy agradable para tomar unas cañas y disfrutar de un ambiente distendido y algo “hippie”.

La avenida más grande de Pest es la Avenida Andrassy, que lleva a los principales lugares de la ciudad. En ella encontrarás el ”moulin rouge” de Budapest, que es una réplica del de París (uno no se espera ver algo así en esta ciudad).

El centro del lado de Pest, con edificios de viviendas del siglo XVII y XIX, cuyas fachadas se mantienen en perfecto estado y que confieren un aspecto de ciudad clásica y otrora rica.

Parlamento: uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Se puede entrar a visitar. Merece la pena verlo desde el Danubio y tomar unas fotos desde ese lado del edificio.

Restos de balas en frente del parlamento: son de 1956 y pertenecen a las tropas soviéticas, que tuvieron que enfrentarse a la resistencia húngara en la segunda guerra mundial. Aún hoy podemos verlos perfectamente, porque se ha decidido no restaurar las fechadas de los edificios que se concentran justo en frente del parlamento, algo curioso e interesante para ver y entender la historia de la ciudad.

Puente de las Cadenas: el icono de la ciudad junto al parlamento. Lugar donde se han grabado películas, videoclips o donde se han inspirado novelas. Lo más bonito es cruzarlo desde Pest hasta Buda porque así se cambia el ambiente de la ciudad de uno más vivo a uno más tranquilo, desde la gran ciudad de Pest al “pueblo” clásico de Buda.

 

La estación de tren Keleti Pu: una de las más bonitas que he visto en Europa. Es de estilo antiguo, no demasiado grande, pero sí fácil de recorrer.

Ópera: un edificio singular, y como gran parte de los teatros europeos con un estilo clásico.

El metro: es un lugar curioso, viejo, de estilo soviético. Al entrar no parece un metro, sino un conjunto de galerías de un búnker de guerra. Merece la pena entrar y ver esta reliquia. Tened cuidado con pagar el transporte, porque recuerdo que no hay tornos de entrada y parece que puedas entrar libremente, y así es, pero luego pueden exigirte que pagues una multa si te cuelas sin haber comprado billete.

Plaza de los Héroes y Jardines: perfecto para dar un paseo y disfrutar de la música del “violonchelista” (a día de hoy sigue allí).

Si se desea, además, hacer turismo de bienestar o balnearios, Budapest es el lugar perfecto porque cuenta con buenos lugares de relax y piscinas calientes en pleno invierno. Los más conocidos son los Baños Széchenyi.

Buda:  es la zona más clásica, cuidada y monumental de la ciudad. Frente a un Pest que es el centro puro y el alma de Budapest, con los grandes edificios institucionales y las grandes avenidas y restaurantes, Buda concentra la mayor parte de museos, monumentos y paseos de la ciudad. Esta zona apenas cuenta con infraestructura de servicios, bares, zonas comerciales: es como un espacio más tranquilo y aislado de la ciudad, donde se construyeron edificios que nada tienen que ver con los de Pest.

Dentro de Buda merecen especialmente la pena el Bastión de los Pescadores y la zona de los museos donde se ubica, entre otros, la Galería Nacional de Hungría, en cuya cafetería y por buen precio puedes tomarte un café y algunos dulces.

Tened en cuenta que en Hungría las propinas se pagan aparte y suele ser prácticamente obligatorio pagarlas.

Recomiendo coger un bus turístico, que salen desde  diferentes puntos, como la Plaza Kalvin. Son ideales porque te llevan desde Pest hasta los museos y paradas más importantes de Buda (y puede usarse en algunos casos hasta dos días). Su precio puede ser de unos 15/20 euros. Estos buses tienen horario ininterrumpido desde primera hora de la mañana y hasta las 18:00-20:00 de la tarde.  Este bus lo recomiendo porque por un precio económico te permite coger hasta 3 líneas  diferentes.

Descubriendo un poco del carácter de la ciudad y del país a través de la política.

Esta ciudad es un oasis en medio de un país en el que el partido ultraconservador FISEDZ lleva varias legislaturas gobernando con mayoría absolutísima. Budapest se caracteriza por ser un centro más dinámico, internacional y abierto en temas de inmigración o estilo de vida. En las últimas elecciones la oposición unida (una amalgama de partidos entre los que está el partido principal de la oposición MSZP, otrora partido insustituible en el gobierno en los 70 y hasta principios de los 2000) derrotó al partido del presidente Viktor Orbán, en lo que se ve como una señal del comienzo de la decadencia de este presidente y del partido en el país: https://elpais.com/internacional/2019/10/13/actualidad/1570997248_398563.html

Aun así la ciudad sigue teniendo un cierto sabor conservador, más típico del este de Europa. Esto se puede ver en la política e transporte público (en el que apenas invierten), en la pobre inversión en lo cultural, o en las zonas de fiesta (se observa el carácter cerrado de sus gentes).

El turista curioso: Eduardo Fernández Rosauro.